UN ESCALOFRIANTE HALLAZGO
Lo Que Descubrimos en una Granja de Pieles "Moderna".
Los peleteros dicen que sus “granjas” son modernas: Sus jaulas son espaciosas y limpias, los animales son felices, y su muerte es humanitaria. Usted juzgue.
Un investigador clandestino de PETA dedicó tres meses para investigar sobre las vidas y las muertes de más de 1,500 animales en una granja de pieles de Norte América. Una “sorpresa” que se encontró es la alianza entre las granjas de pieles y otros explotadores de animales—destajadores y cazadores—y lo que le sucede a los animales por tal motivo.
La “Granja”
Las jaulas de alambre son pequeñas, sucias, y están forradas de tierra, pedazos de piel, y excremento. En cada una hay una zorra que ha estado aprisionada desde que nació. Muchas de las zorras viven años en estas horrendas condiciones y luego los granjeros las matan y venden sus pieles para ser usadas en abrigos, cuffs, estolas, y adornos.
El granjero le dijo a nuestro investigador que la muerte humanitaria por medio de una inyección de un barbitúrico era “muy caro”—a pesar de que sólo cuesta 30 centavos por cada animal. Así que el granjero usa un tubo de metal con nudo corredizo para sacar colgada del cuello a cada zorra de su jaula, luego le mete un pincho eléctrico por el recto y un conductor de metal por la boca al animal. Prende el interruptor y envía 240 voltios de electricidad a través del cuerpo de la zorra.
Según nuestro investigador, “Por lo general, a la zorra se le cierran los ojos y su cuerpo se vuelve rígido. Se escuchan chasquidos ... y algunas veces se le quiebran los dientes y se caen ... Con frecuencia se sale el pincho anal. Cuando esto sucede, la zorra sufre convulsiones, tiembla, y con frecuencia llora”.
La muerte no viene con prisa. Debido a que la electricidad no le llega al cerebro para que pierda la consciencia, las zorras quedan despiertas y sienten la insoportable fuerza de un ataque masivo de corazón. Tom Amlung, un veterinario y administrador de control de animales de St. Clair County, Ill dice, “Los animales no pierden la consciencia ... por uno a dos minutos. Ese tiempo ... parece una eternidad, así que uno sólo se puede imaginar lo que siente el animal durante ese tiempo, con la electricidad corriendo de un extremo de su cuerpo al otro mientras el calor aumenta en el sitio donde está colocado el electrodo.
El Enlace con el Laboratorio
A las zorras las alimentan con pollos desechados que envía una compañía farmacéutica. Los pollos, que ya han sufrido a manos de los experimentadores, llegan en cantidades de miles, con sus pequeños y jorobados cuerpos encerrados en cajas de cartón selladas, sin comida, agua, o espacio para moverse. Nuestro investigador documentó a un granjero cuando apilaba las cajas tapa abajo y las cubría con una lona de plástico para sofocar lentamente a los pollos. Durante horas, se podía oír a los pollos tratando de escapar. Cuando el granjero abrió las caja y los sacó, algunos todavía estaban vivos.
Nuestro investigador anotó, “El granjero metió los pollos vivos patas adelante al molino, cuando todavía estaban conscientes, luchando, gritando, y aleteando por su vida. Se podían escuchar sus gritos sobre el ruido de la máquina. Algunas veces se notaba una sonrisa afectada en su cara cuando ahogaba la última protesta de los pollos”.
El Ingrediente “Secreto”
Para lograr aun más ganancias, el granjero recolecta y vende la orina de las zorras. La orina embotellada se vende a los cazadores que la usan para cubrir su propio olor cuando están acechando a venados. El granjero también compra venados y mapaches vivos para recolectar y vender sus orinas a los expendios de artículos para cacería. Los venados salvajes se horrorizan con los humanos y nunca han conocido el encierro. A los mapaches los apiñan juntos en pequeñas jaulas. Cuando a un ciervo jóven se le atoró una pezuña en el piso de alambre entrelazado de su jaula, nuestro investigador vio que para desatorarlo, el granjero cortó la pierna del venado consciente con una navaja afilada, en lugar del alambre, para separar la pezuña. Con la esperanza de rescatar su inversión, el granjero metió al venado sangriento en la cajuela de su auto y lo llevó con el veterinario. Cuando el veterinario le aconsejó matar al ciervo, le disparo con un rifle calibre .22, porque las “balas son más baratas que las inyecciones”.
“Tengan Confianza en Nosotros” Dice la Industria de las Pieles
“Los granjeros de mink y zorras de Norte América estamos altamente comprometidos a la ética del cuidado humanitario. ... Las técnicas de eutanasia que se practican en las granjas de pieles son las que reconoce la American Veterinary Medical Association ... [que] aprueba a las inyecciones mortales como el método más humanitario”.
—de una publicación de la Fur Commission USA y de la Canada Mink Breeders Association